viernes, 7 de abril de 2017

Vang vieng

Al cabo de unas horillas en minivan llegamos a Vang Vieng!



El primer día nos lo tomamos de tranquis paseito arriba paseito abajo para ver qué habia allí. Nos dimos cuenta de que era un pueblito pequeno pero con mucho encanto. La gente suele ir allí por el famoso tubing. Coges un flotador tipo donut y te dejas llevar por el río, y por el camino puedes parar y ponerte ciego a cerveza. Ese es el plan que solía haber hasta que murieron algunas personas (imagino que por la cogorza que llevarían) y ahora solo quedan 3 bares.

La verdad es que nos esperábamos un pueblo con bastante movimiento, ya que es bastante famoso, y fue de lo más tranquilo... Pasamos allí tres días descansando.


La primera noche la pasamos en una guest house bastante grande con un enorme salón-bar dónde emiten la serie Friends tooodos los días. Desde que abren hasta que cierran. Y así en todos los restaurantes de Vang Vieng (también es famoso por eso). Al día siguiente encontramos un lugar bastante guay para pasar el día y dormir. Era un bar con hamacas y bungalows cerca del río donde podías tumbarte a la pachorra y no hacer nada. Eso es lo que hicimos ese día, descansar un poco a la vez que paseitos y shopping. Nos compramos una bolsa de agua de estas herméticas por si nos metíamos en el río. Encontramos un sitio donde hacían yoga y cogimos dos clases. Una ese mismo día al atardecer. Fue en un lugar increíble, en medio de un campo acompanados de vacas y caballos con el atardecer de fondo y unas montana gigantes. Hicimos hora y media de vinyasa flow. Muy guay.





A la mañana siguiente nos cambiamos, ya que la cama era un colchón en el suelo pequeño y súper incómodo, así que volvimos al mismo sitio del día anterior. Alquilamos unas mountain bikes allí mismo y pusimos rumbo al blue lagoon, que son unas pisicinas naturales con agua ultra azul en medio de la nada o rodeada por montanas. Hay tres, pero solo una de ellas es la original. Fuimos a la primera y la tercera que son las mejores. Como en todo, pagamos una pequena entrada y fuimos directos a la cueva que hay. Subimos hasta arriba y una vez dentro sacamos la linterna del móvil porque no se veía nada de nada. Fue impresionante, puedes entrar dentro y caminar hasta 200 metros de profundidad, o más bien, escalar. Lo que más nos impresionó fue la poca seguridad que tienen, allí se cae alguien, y no lo encuentran jamás!!




Después de la sudada, nos fuimos directos a la pool. Me la había imaginado más grande, pero para darse un chapuzón ya estaba bien. Además tenía columpios y cuerdas para poder mongolear un poco. También podías subirte a un árbol y tirarte tipo trampolín desde dos diferentes alturas.



Al cabo del rato, decidimos poner rumbo a la siguiente blue lagoon, a la 3. De haberlo sabido ahora, ni en broma hubiéramos ido en bici, fueron 16km para ir y los mismo para volver. Pero el camino que va a la tercera fue horrible. Estaba lleno de baches por donde ibas saltando con la bici todo el rato y acababas destrozado, pero mereció la pena. La tercera fue increíble. Mucho más grande que la primera y con más consitas para tirarte. Estuvimos allí una horita y luego cogimos las bicis de vuelta. A las 6 teníamos la última clase de yoga y si llegábamos tarde la perdíamos, ya que al día siguiente nos íbamos para Vientiane. Así que sin comer y sin casi agua, pusimos rumbo hacia el pueblo, Llegamos ultra cansados de todo el día y de no haber comida nada, un bocata a las 8 de la manana y además no pudimos hacer el checkin todavía porque se habían olvidado de limpiar la habitación... así que cogimos el banador y nos fuimos corriendo (literalmente) a la clase de yoga. Llegamos un poco tarde, nos aseamos un poco y entramos. Estaba todo el mundo ya en las esterillas meditando. Menos mal!! Necesitaba respirar un poco! La clase fue muy tranquila, hicimos hatha metitation gracias a dios! Estábamos kaos. Lo mejor de todo es que la clase fue en un hotelazo con una super piscina, que podías usar luego. Y por supuesto que la usamos! Nos quedamos allí en el agua tirados un buen rato. Después, super cena y a la cama!!

Nos vamos para Vientiane!!

domingo, 2 de abril de 2017

Chiang Mai - Chiang Rai

Con la emoción de empezar Laos se me olvidó contaros que atravesamos Tailandia!!!!

Bye bye Myanmar!

Desde Hpa-an pusimos rumbo hacia Tailandia otra vez. Cogimos una van que nos dejó cerca del border. Cruzamos un puentecito y nos sellaron en nuestra querida Tailandia, no sin antes regalar nuestros últimos kyats a una familia que vimos.
Cogimos un tuktuk que nos dejaría en la estación de autobuses de Mae Sot, pero al llegar allí vimos que no había más buses para Chiang Mai, así que nos metimos en otra furgo hacia Tak. Allí, por fin, cogimos el autobús que nos dejó en Chiang Mai! Llegamos casi de noche, así que duchita, cena y a dormir!



Por la mañana quedamos con mi amigo Jack, un americano que conocimos el año pasado en Koh Lanta y que vive allí. Nos llevó a uno de los mejores cafés de Chiang Mai! Y la verdad es que estaba increíble, aunque los precios eran de miedo… con tanta charla nos entró el hambre y nos acercamos a un centro comercial que estaba cerca y comimos de lujo! Curry con arroz y shake! Buenísimo!! Luego nos separamos, él se fue al gimnasio y nosotros a dar un paseo. Estuvimos viendo templos y templos y se nos echó la hora. Eran las 6 y habíamos quedado con Jack otra vez para ir a cenar!
Quedamos con él en la puerta del centro histórico de Chiang Mai y de ahí nos fuimos al Saturday Market a comernos un super pollo con patatas fritas y ensalada!! Como lo echábamos de menos! Sobretodo las patatas fritasss!! Y seguidamente nos fuimos de chafardeo y shopping. Quedaríamos con él a la mañana siguiente. Estuvimos calle arriba y calle abajo de compras.



A la mañana siguiente nos escribió Dani (un amigo de Santako) que estaba en la puerta de nuestro hotel! Así que fuimos a recibirlo y a preguntar por una habitación para él. Nosotros tampoco pudimos hacer el checkin del hotel, así que buscamos a la dueña para decirle que nos quedábamos otra noche más, pero no la encontrábamos…. Se nos echó la hora y aún teníamos que ir a alquilar dos motos. Habíamos quedado con Jack para ir a hacer un trekking. Pero después de dos horas tarde, nos dijo que nos veíamos a la tarde (y con razón…).




Al final conseguimos alquilarlas y nos pusimos rumbo al monasterio que íbamos a ver. Empezamos a patear y vimos una mini cascada pero no encontramos el camino hacia el templo, así que fuimos a por las motos y subimos en moto. Vimos un templecito, el cual había que pagar, pero casualmente entramos por otro lado… así que descansamos un poco y nos fuimos a comer, que estábamos hambrientos!
Hay un plato súper típico en Chiang Mai que es el Khao soi, es un curry con leche de coco, un poco picantón y un poco dulce, o muy picantón según donde lo pidas! Lleva noodles, pollo, verduras y noodles fritos. Angeel y yo conocemos un sitio muy cutre pero que hacen el plato genial, y quisimos ir allí a comérnoslo, pero se nos hizo tarde, así que nos comimos un pad thai y ducha para ir al mercado!!

Hablamos con Jack para ir pero nos dijo que ya tenía planes, así que nos despedimos de él, ya que al día siguiente nos iríamos, pero nos volveríamos a ver en un mes, en Koh Lanta!
 Paseamos por el mercado, hicimos algunas compras, nos comimos un khao soi, y a dormir!!

A la mañana siguiente pusimos rumbo los 3 hacia Chaing Rai. Llegamos por la mañana y nos fuimos directos a dejar las mochilas y a por un par de motos. Fuimos a ver el templo blanco y el negro. Yo ya había estado y tengo que decir que me decepcionó mucho ver el cómo ha cambiado. Lo mejor de estos templos era lo geniales que son y que eran gratis!! Ahora como siempre, hay que pagar, 30b el templo blanco y 80b!!!!¡¡¡ el templo negro. Por suerte, “no pagamos entrada” en el blanco. En el negro pringamos pero bien, además está muy cambiado, todas las casas cerradas y no podías ver nada a no ser que te pegaras al cristal y aún así no pudimos ver gran cosa. Una gran decepción.


A la vuelta nos pegamos una ducha y fuimos para el night market de allí. Habíamos quedado con Armut, un amigo que también conocimos en Koh Lanta. Vino con una amiga y fuimos directos al mercado a cenar. Me alegró un montón verlo y saber que todo le va genial! Le traje un detalle que fue totalmente una cagada! Le compré una baraja de cartas y una postal de barcelona con la idea de enseñarle a jugar allí, pero fue un gran error (por desconocimiento cultural)… Nos dijo que es ilegal jugar a cartas en la calle, que si viene la policía te multa por hacer apuestas… nos dijo que con los turistas no pasaba nada, pero no nos la quisimos jugar…
Así que si una vez queréis hacer un regalo a un tailandés, que no sea una baraja de cartas…en fin, nos despedimos de ellos, después de comer un súper helado, y a dormir!!

Al día siguiente dejaríamos Tailandia para entrar en Laos!!